Hace un mes anuncié el inicio de una nueva serie de publicaciones en los que trataré de definir términos teológicos de forma sucinta y sencilla (en la medida de lo posible). Empecé con una definición de la propia categoría —la teología— y ahora, por fin, estoy abordando el segundo término.
Trinidad es una palabra que, como «teología», no encontramos en la Biblia. Sin embargo, también como teología, no es menos bíblica, porque el concepto que sumariza es claramente evidente en las Escrituras, desde la primera página hasta la última.
La Trinidad se refiere a la naturaleza de la existencia de Dios y es una descripción teológica que distingue el cristianismo genuino y bíblico, de muchos otros cultos y fraudes. El propio nombre podría entenderse como la combinación de las palabras “triple” y «unidad», y eso captaría la idea principal.
En términos muy básicos, Trinidad se refiere al triple ser de Dios: el hecho de que siempre ha sido y siempre será un solo Dios que consiste, simultánea y distintamente, en tres Personas (Padre, Hijo y Espíritu), cada una de las cuales es plenamente Dios.
Cualquier definición de Trinidad justifica una explicación adicional de todo lo que significa (y no significa). Para dar un paso más en la comprensión de esta doctrina, recomiendo consultar la infografía que elaboré recientemente. Así es como definí el término en ese gráfico: Dios existe eternamente en tres Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y cada Persona es completamente Dios, y hay un sólo Dios.
Si aún no has leído un libro sobre la Trinidad, ¡harías muy bien en leer uno tan pronto como te sea posible! Recomiendo el de James White, «La Trinidad olvidada» o el de Bruce Ware «Padre, Hijo y Espíritu Santo»; ambos son libros excelentes para una introducción o para reforzar más acerca de este tema.